domingo, 30 de octubre de 2016

[HDA]: El mito de Napoleón

El Mito de Napoleón.


A finales del siglo XIX, Francia se encontraba inmersa en una inestabilidad política en la que los movimientos ilustrados y revolucionarios consiguieron hacerse con el poder en 1789 durante la llamada Revolución Francesa donde apartaron la figura del rey absoluto, propia del Antiguo Régimen, e instauraron un nuevo régimen político en el que la libertad y los derechos civiles empezaron a asentarse. Aunque el acontecimiento más importante a nivel popular es la Toma de la Bastilla el 14 de Julio de 1789, el Juramento del juego de Pelota el 20 de Junio de 1789 fue un hecho mucho más relevante ya que fue cuando los estados generales asumieron la soberanía nacional otorgando una constitución a Francia. A partir de aquí, los acontecimientos de la revolución fueron a la par de sus ideales hasta que se abolió la monarquía instaurándose la Primera República Francesa nombrando primer cónsul a Napoleón Bonaparte en 1799. La figura de Napoleón irá cambiando según iban avanzando los acontecimientos y según los diferentes estados aliados influían en el entorno francés debido a su oposición al sistema nacionalista republicano de Francia, creando así el llamado mito de Napoleón.
Como ya he comentado, desde 1799 un joven militar llamado Napoleón Bonaparte tomó el poder en Francia y fue nombrado Primer Cónsul de la República el 10 de noviembre. Sin embargo, el nombre de Napoleón ya era bastante conocido en toda Francia y en otros países en los que participó en diferentes guerras antes de ser nombrado cónsul.
Napoleón Bonaparte era hijo de la baja nobleza de Ajaccio. Nació en 1769 en Córcega, país que había sido conquistado por Francia unos años antes. Por este motivo, durante sus primeros años, Napoleón sentía cierto rencor hacia Francia por culparla del yugo que sometía sobre Córcega. Sin embargo, pronto se introdujo en una escuela militar donde se forjó como un personaje muy importante en el ámbito militar ascendiendo de rango rápidamente.
Participó en algunas guerras de menor importancia, sin embargo fue adquiriendo cada vez más popularidad y fue visto como un héroe en toda Francia y en los países que ayudaba a “liberarse” del yugo del absolutismo. Napoleón era claramente partidario de la Revolución Francesa, por este motivo, después de la inestabilidad política instaurada en Francia desde 1789, tomó el poder y se proclamó Cónsul en 1799. Con este acontecimiento volvió a Francia la idea de poder central y personal recaído, no en el pueblo francés, sino en la figura de Napoleón, que ya estaba idealizada desde sus comienzos como militar. Se empezó a dar un culto al héroe ensalzando al pueblo en armas. El poder del gobernador residía en este principio, en el del pueblo, en el ensalzamiento del pueblo y su nación. Recordamos que durante todo el siglo XIX los nacionalismos estuvieron muy arraigados en toda Europa y Napoleón supo aprovecharlos en su beneficio.
De esta forma, nos encontramos que la figura de Napoleón, incluso antes de ser nombrado Cónsul, empezó a ser idealizada por los franceses tachándole de héroe patriota. Sin ir más lejos, durante su participación en la Batalla de Tolón (Toulon) en 1796, en la que consiguió derrotar a los amotinados franceses que estaban en contra del terror republicano, consiguió gran influencia a nivel político en toda Francia lo que le ayudó a asentar sus bases para su nombramiento de 1999.

Napoleón idealizado portando la bandera y
       iderando sus tropas hacia la victoria
Además también participó en la conquista de los territorios italianos del norte, Lombardía principalmente, donde consiguió vencer a los austriacos que dominaban esas tierras liberando así a los italianos del yugo absolutista. Encontramos un ejemplo de su idealización en esta batalla en el cuadro del “Puente de Arcole” en el que se representa a Napoleón como un joven militar idealizado que sujetando un estandarte francés llama a combatir a su ejército para tomar el puente que da nombre al cuadro ya que era sumamente importante para ganar la guerra.
Es justo después de estas guerras cuando fue nombrado Cónsul de Francia. Nos encontramos en su apogeo de idealización. Toda Francia, y los países que ayuda a liberar del absolutismo, apoyándose en sus nacionalismos, le ven como un héroe a seguir. Napoleón utiliza toda esta propaganda política para ensalzar su figura y así consolidar su poder.




Napoleón atravesando los Alpes


Desde que es nombrado Cónsul en 1999, no sólo gobernó Francia desde París, sino que emprendió diferentes campañas militares como la reconquista de los territorios italianos del norte (Lombardía) que fue tomada por el Imperio Austriaco. Volvió a vencer a los austriacos  y su imagen volvió a ser idealizada en mayor medida si cabe. Un claro ejemplo de esta idealización es el cuadro que representa a Napoleón ecuestre atravesando los Alpes franceses para combatir al enemigo en Italia. Se le representa con una pose belicista con el caballo a dos patas en posición de guerra. Un pequeño detalle es que Napoleón no cruzó los Alpes en caballo sino en mula.



Coronación de Napoleón
En 1804 se autoproclamó emperador de Francia y de los franceses ostentando todo el poder de Francia. En varios cuadros que tratan la coronación de Napoleón, representan a Napoleón sedente con varios objetos de poder como el cetro de mando o la vara de justicia, envuelto en unos ropajes reales que nos recuerdan al Antiguo Régimen. Es en este año, 1804, cuando la etapa del consulado llega a su fin mientras se inicia la etapa imperial. Un dato importante es que Napoleón eligió el título de emperador y no el de rey para alejarse de la posible identificación con el Antiguo Régimen, ya que al fin y al cabo, todo el poder residía en su persona.
A partir de aquí, su ambición militar le llevará a realizar diferentes campañas contra los imperios, hasta ahora dominantes de Europa, como el austriaco o el ruso. Por este motivo, aunque la idealización de su figura siguió produciéndose en Francia y en otros países cercanos a Francia, también comenzó un proceso antagónico en el que se desarrolla la Leyenda Negra Napoleónica deteriorando la imagen del emperador para intentar hundirle. Es aquí cuando el mito napoleónico cambia rumbo.
Desde fuera de Francia se le representa como un tirano que gobierna Francia con poderes absolutos sin pensar en el pueblo mientras que solo piensa en su ambición de poder. Estos pensamientos se endurecieron en 1810 cuando el imperio francés contó con su máxima amplitud territorial y era visto como una gran amenaza por parte de los antiguos imperios.
Francia desenmascarando a Napoleón
En 1813, tras la gran derrota en Rusia, aunque consiguió vencerles, durante la retirada francesa murieron de frío y hambre más de 500.000 soldados, Napoleón se enfrentó a sus enemigos, los aliados, en la batalla de las Naciones donde fue derrotado. Fue exiliado a la isla de Ebla en el Mediterráneo y fue cuando la Leyenda Negra empezó a extenderse al territorio francés. Encontramos algunos cuadros que nos muestran el gran deterioro de la imagen del emperador como el cuadro “Tyran Desmasque” en el que se representa a la Francia libre en forma de mujer desenmascarando a Napoleón y tachándole de tirano. O también de otros cuadros en los que se representa a Napoleón siendo acunado por el mismísimo diablo. Estos son claros ejemplos de cómo los aliados, el Imperio Austriaco, el Imperio Ruso y Gran Bretaña influyeron en la imagen de Napoleón para hundir su reputación de héroe impulsando en gran medida la llamada leyenda Negra.




Sin embargo, a pesar de haber sido exiliado en la isla Ebla, a principios de 1815 volvió a Francia retomando el poder en el llamado Gobierno de los Cien Días. Para ayudarse a forjar de nuevo su imagen de héroe, escribió el Memorial de Santa Elena en el que relata, muy a su manera, siempre ensalzando su figura, sus memorias. Las Casas, forjó de nuevo la idea del auténtico héroe de las naciones oprimidas aprovechando el afloramiento de nacionalismos en toda Europa. Intentó retomar el poder que perdió desde la batalla de las Naciones consiguiendo expandir relativamente sus territorios, sin embargo, fue derrotado definitivamente en la batalla de Waterloo en 1815. Esta vez fue exiliado a la isla de Santa Elena en medio del Atlántico para evitar que volviera.


Napoleón saliendo de su tumba
Murió en 1821 en la misma isla donde fue exiliado. Sus restos fueron repatriados a Francia en 1840 por la fragata Belle Poule en un ambiente muy conflictivo con Gran Bretaña, su gran enemigo, que quería ser la protagonista en este proceso.
A pesar de que la figura de Napoleón estaba mermada en los países aliados, en Francia se seguía recordando a Napoleón como un verdadero héroe que volvería a Francia a devolverles la gloria. De tal modo se le representa en un cuadro llamado “Napoleón sortant de son tombeau” en el que, como el nombre del cuadro indica, se pinta a Napoleón, con un parecido notable a Jesucristo, saliendo de su tumba iluminado con un aura y con la corona victoriosa de laurel.



En resumen, podríamos afirmar que el mito de Napoleón se desarrolló en tres grandes fases. La primera sería desde sus comienzos en las campañas militares hasta que se autoproclama emperador en 1804 pasando por el cargo de Cónsul desde 1799. En esta etapa se idealiza su figura describiéndole como un héroe nacional y representante del pueblo en armas. A partir de aquí y hasta 1815, aunque la idealización continúa en gran parte de Francia y parte de territorios cercanos, comienza una leyenda negra que tacha de tirano y diabólico al emperador francés impulsada, en gran medida, por los países aliados contrarios a las ideas revolucionarias que representa Francia. Recordamos que estos antiguos imperios se basaban en el Antiguo Régimen por lo que eran incompatibles con las ideas libertarias e ilustradas de Francia. La última etapa, que podría empezar en 1815 o unos años posteriores,  se caracteriza por la continuidad de la Leyenda Negra pero también por la clara aparición de un sentimiento nacionalista francés en el que se cree que Napoleón volvería, incluso después de muerto, para traer de vuelta la gloria a Francia.

lunes, 17 de octubre de 2016

[MM] Monumento de Alfonso XII. El Parque del Buen Retiro.



[MM]. Monumento conmemorativo de Alfonso XII




Retrato de Alfonso XII "El Pacificador"
1857-1885
Muchos son los monumentos que encontramos en el pulmón de Madrid, el Parque del Retiro o también conocido como el Parque del Buen Retiro. Me estoy refiriendo a ese jardín histórico, que abre todos los días del año al público, y no las noches puesto que tristemente se decidió cerrar desde el 2001 por diverso actos vandálicos que se produjeron, y que fue construido, parcialmente, a finales del siglo XVII por el Conde Duque de Olivares para disfrute del rey Felipe IV.

Es un enorme parque con unas dimensiones de 120 hectáreas aproximadamente situado en pleno centro de Madrid. Posee un gran número de jardines, caminos, estatuas, edificios, palacetes y lo que mejor conocemos, el gran estanque central llamado Estanque Grande. Es un estanque artificial construido también durante el reinado de Felipe IV con una capacidad de unos 55.150 metros cúbicos. Muchos no lo sabrán pero se llegaron a realizar competiciones de remo en este estanque. Como veis, Madrid guarda muchos más secretos de los que creíais. 


Vista aérea del Parque del Buen Retiro. Madrid, España.

Si miramos de frente el estanque, lo primero que vemos, a parte del agua obviamente, es el gran monumento que lo preside. Una enorme columnata de casi noventa metros de largo y sesenta de ancho que rodea al cuerpo central del monumento que es una gran estatua ecuestre del rey en cuestión, Alfonso XII. El monumento fue mandado construir en 1902 por la viuda del rey, María Cristina de Habsburgo y fue terminado en 1922. La columnata, con una doble galería, rodea el monumento y sirve como separación del resto del parque.

Vista frontal del monumento conmemorativo de Alfonso XII. Estanque Grande, Parque del Buen Retiro.

Está decorada con diferentes relieves, entre ellos 50 escudos reales que representan a las 50 provincias que existen en la actualidad. (Hay que destacar que en su origen había 49 y no 50 ya que Las islas Canarias solo tenían una provincia, Santa Cruz de Tenerife. Desde 1927 se añadió las Palmas) También nos encontramos diferentes estatuas de bronce repartidas por la columnata que representan al Ejército, la Armada, las Artes, la Industria, la Agricultura y la Ciencia. Cada estatua tiene símbolos propios de lo que representan, de esta manera la estatua de la Agricultura posee unas espigas en la mano izquierda.


Escudo de la provincia de Ciudad Real. Situado en la columnata del monumento conmemorativo de Alfonso XII.

En cuanto al cuerpo central, que es lo más relevante de la obra, nos encontramos una gran columna que sustenta la estatua ecuestre de Alfonso XII. Esta columna se erige sobre un gran zócalo con veinte lados que a su vez se eleva gracias a una escalinata que rodea toda la estructura. Es decir, nos encontramos ante una escalinata que da a un zócalo con veinte lados que sustenta una gran columna rectangular, con cuatro columnas adosadas a ella a cada lado, que sustenta la figura ecuestre del rey, Es una figura que simboliza la pacificación y serenidad del rey y de su reinado, ya que nos encontramos al caballo reposando en las cuatro patas en el suelo en vez de levantar las dos delanteras expresando belicismo o cierta agresividad.


Estatua ecuestre de Alfonso XII "El Pacificador"

Alfonso XII, hijo de Isabel II, nació en 1857 y falleció a los 27 años en 1885. Tuvo un reinado muy breve, desde 1874 hasta 1885, solo duró diez años. Su cuerpo descansa en el Monasterio de El Escorial junto a los demás reyes de España, casi todos.
Perteneció a la casa de los Borbones. El acontecimiento más importantes en su reinado coincide con su llegada al trono, puesto que en 1874 (cuando se le coronó) se puso española que había empezado en 1868. A su muerte le sucedió su hijo póstumo Alfonso XIII. 


Un gran acto de valentía suyo fue abrir las puertas del Palacio Real de Madrid para alojar a las tropas del ejércitocito y para atender y consolar a los enfermos de cólera que se había extendido desde Valencia hasta Madrid. Fue aclamado por el pueblo recibiéndole con vítores, sin embargo, en noviembre de ese mismo año murió de tuberculosis.



lunes, 12 de septiembre de 2016

[HDA]: Las incursiones vikingas en España


Los vikingos en España




Antes de empezar a hablar sobre las incursiones vikingas en España, hay que tener una mínima base de conocimientos sobre la sociedad vikinga.

La denominación “vikingos” incluye a toda la sociedad que habitaba durante los siglos VII-XI. La cuna de los vikingos era Escandinava. (La cuna de los vikingos es el conjunto de territorios donde se hallaban, en este caso Escandinavia que comprende los actuales países: Noruega, Suecia y Dinamarca. 

En todo este amplio territorio, los vikingos, se dividían en diferentes reinos vikingos que no siempre tenían buenas relaciones entre ellos.


Un dato que hay que refutar es el hecho de que la cultura popular afirme que los vikingos era una sociedad de barbaros, sucios e incultos que sólo se dedicaban a la guerra. Esto es completamente falso ya que la sociedad vikinga se dedicaba, fundamentalmente, a la explotación de la tierra, es decir, a actividades ganaderas y de agricultura. También tenía una importancia fundamental el comercio que realizaban con pueblos de casi toda Europa y con algunos pueblos de Asia llegando a alcanzar incluso la India.

Debido a la importancia del comercio en los pueblos vikingos, desarrollaron mucho su navegación. Construyeron unos barcos de pequeña envergadura que eran capaces de surcar los ríos y adentrarse en los continentes. Esto les fue de muchísima utilidad ya que les sirvió para atacar por sorpresa ciudades poco defendidas en el interior de los continentes.

Pero es cierto que la guerra y las incursiones vikingas fueron muy importantes en su sociedad ya que gracias a ellas consiguieron:

  • Defender las rutas comerciales que tan importantes les eran
  • Conquistar y colonizar nuevos territorios y así expandirse
  • Conseguir grandes botines en los saqueos realizados en los reinos de Europa
  • La obtención de fama y autoridad en estos saqueos para así liderar a los demás vikingos

Los saqueos se realizaron, sobre todo, en Inglaterra y en el reino franco. Este hecho tiene una explicación razonable y es que eran reinos mucho más débiles que otros europeos como los reinos cristianos de la península y Al-Andalus, reino musulmán. 


Inglaterra y el reino franco tenían unas instituciones jóvenes e incapaces de hacer frente a los ataques de estos vikingos, por este motivo caían ante la extorsión y los vikingos conseguían grandiosos botines sin tener que luchar. 

Uno de los ejemplos más claros e impactantes fue la toma de Paris en 845 cuando los vikingos, aprovechando la debilidad de los francos por las guerras internas para heredar la corona de Ludovico Pío, consiguieron sitiar la ciudad y extorsionarles más de siete mil libras. Les lideraba  Ragnar Lodbrok, uno de los vikingos más conocidos. De hecho, existe una serie de televisión contemporánea en la que narran, a parte de la forma de vida de los vikingos, algunas grandes batallas históricas como la que acabo de mencionar. (Serie completamente recomendable, Vikings que dentro de poco estrenarán la cuarta temporada)




Incursiones vikingas en España


Hubo cuatro grandes ataques a la península ibérica.


Primer ataque


Desde el año 840, las bandas vikingas que operaban en las costas atlánticas, fueron expandiendo su zona de incursión paulatinamente hasta que en el año 844, después de invadir ciertas ciudades francesas llegaron a la península ibérica.

La primera noticia escrita que tenemos sobre los ataques vikingos en la península la encontramos en los Annales Bertiniani, obra de Prudencio, la cual es una de las fuentes principales del siglo IX en el imperio carolingio.


Muchos cronistas nos dicen que durante el reinado de Ramiro I, rey de Asturias en el año 844, los vikingos intentaron invadir la actual Galicia, más exactamente la zona de Faro Brecantino, donde se produjo el primer conflicto bélico entre los cristianos y los vikingos. Ramiro I se enfrentó a ellos y consiguió expulsarles y quemar muchas de sus naves, recordamos que eran esenciales para los ataques de los vikingos. Sin embargo, los vikingos en vez de retirarse a su lugar de origen no se dieron por vencidos y se dirigieron al sur de la península donde sitiaron Lisboa y se asentaron en el estuario del Tajo, territorio musulmán. Tras varios intentos de conquistar Lisboa, se dirigieron a Cádiz donde, esta vez, sí tomaron la ciudad y la utilizaron como base de operaciones durante varios meses. De este modo, gracias a sus barcos capaces de surcar los ríos, consiguieron adentrarse por el Guadalquivir hasta Sevilla la cual saquearon y permanecieron en ella un tiempo.

Uno de los cronistas que nos cuenta estas historias hispano-musulmanas es Ibn al-Kutiyya, el cual, nos cuenta como las tropas musulmanas consiguieron liberar Sevilla y otros pueblos de alrededor que los vikingos habían arrasado y tomado. Estos pueblos siempre se encontraban cerca de los ríos para facilitar la salida de los vikingos en caso de ataque enemigo.

Al final Abd al-Rahman (Abderramán I), emir de Córdoba  se enfrentó a ellos con un poderoso ejercito en la batalla de Tablada, cerca de Sevilla, en la cual consiguió derrotar y expulsar a los vikingos de sus tierras que se batieron en retirada hacia Escandinavia.



Segundo ataque


El segundo ataque de los vikingos a la península ibérica se produjo ocho años después de la muerte de Ramiro I que murió en el 850

En el 858, una flota vikinga que había estado invadiendo y atacando diferentes pueblos francos (siempre se suele repetir los acontecimientos, la historia se repite) , se dispuso a atacar la península empezando por la actual Galicia. Los ataques se produjeron durante el reinado de Ordoño I. 
Los vikingos, bajo las ordenes de Hastein y Bjorn “Brazo de hierro” alcanzaron Santiago de Compostela ascendiendo por la ría de Arosa.  

Santiago de Compostela ya era muy conocida por toda Europa con una gran importancia en el mundo cristiano debido al descubrimiento del cadaver del apóstol Santiago el santo. El puerto más cercano a esta ciudad era el de Iria Flavia, el cual sus ciudadanos abandonaron tras conocer la presencia de los vikingos por lo que estos tuvieron una fácil victoria. Masacraron e hicieron esclava a la población que quedaba en la ciudad y se hicieron con un gran botín.

Posteriormente a la toma del Ira Flavia, los vikingos sitiaron y asediaron Santiago de Compostela durante varios días pero Ordeño I mandó un gran ejercito bajo las ordenes del conde Pedro para repeler a los vikingos. Vencieron los cristianos y quemaron algunas de sus naves.

Después del fracaso en el norte de la península, los vikingos, al igual que en el primer ataque, decidieron bajar al sur en sus naves con el objetivo de intentar atacar Sevilla, sin embargo, esta vez prefirieron atacar en primer lugar Algeciras, la cual saquearon. Ibn al-Atir nos cuenta que allí destruyeron la gran mezquita, hecho que enfureció a Abd al-Rahman y para evitar el paso de los madjus y que alcanzasen Sevilla, mandó tropas para que lucharan contra los vikingos. Estos al ver el ejercito decidieron huir y dirigirse a la costa de África donde saquearon la antigua ciudad de Nekkor en el año 859. Allí consiguieron multitud de esclavos que fueron posteriormente vendidos en Gran Bretaña e Irlanda.

Después del saqueo de Nekkor, se dirigieron a la península donde tomaron el castillo de Orihuela, no tuvo mayor importancia.
A partir de aquí, abandonaron la península para dirigirse a las costas francas en el mediterráneo donde atacaron pueblos situados en el Rosetón pasando antes por las islas de Mallorca y Menorca. 


Tercer ataque


El tercer ataque se produjo cien años después del segundo ataque vikingo. La economía había mejorado notablemente sobre todo en Galicia gracias a las peregrinaciones. Esta mejora económica fue uno de los principales motivos por los que los vikingos decidieron atacar de nuevo  estos territorios.

El cronista Flórez, en sus crónicas, nos narra como después del segundo ataque, los lugartenientes de Santiago y su obispo, Sisando, fortificaron la ciudad con muros y torres. Fue en el 963 cuando los  vikingos llegaron a la península, desolando gran parte de los pueblos costeros. Los labriegos se enfrentaron a ellos formando un pequeño ejercito que fue derrotado y esclavizado.

También nos cuenta como el propio Rosendo participó en la defensa de Santiago con la ayuda de los condes gallegos donde vencieron estrepitosamente a los vikingos.


Cuarto ataque


Nos encontramos en un contexto histórico malo para España, el rey Sancho I murió en el 966 y le sucedió en el trono Ramiro III que apenas tenía 5 años, por lo que su tía, Elvira, hizo de regente. Se creó un pequeño vacío de poder que fue aprovechado por varios nobles de Galicia que alentaron a la masa campesina para que se sublevara y así conseguir mayor autonomía con respecto a la corona real.
Los vikingos arribaron en el año 968 en Galicia, y debido a la nefasta situación del reino, consiguieron saquear y desolar todos los territorios por los que pasaban. Hicieron gran matanza entre los lugartenientes y consiguieron un enorme botín. Sin embargo, en el 970 cuando se dispusieron a volver a sus embarcaciones con el botín y los esclavos, un ejercito bien formado, con la colaboración de los campesinos, consiguieron arrebatarles todo el botín y quemar gran parte de sus naves por lo que detuvieron el avance vikingo y estos no tuvieron más opción que huir a Escandinavia.



Como veis cada ataque tiene, en general, menos impacto que lo anterior. Esto es, entre muchos otros factores, por el gran desarrollo que obtuvieron las instituciones de los reinos cristianos durante estos siglos debido a la continua guerra que mantuvieron con el reino musulmán del sur. Sin embargo, en territorios más pacificados y más estables como el reino franco o los reinos de Inglaterra sufrieron ataques con mucho más impacto por parte de los vikingos.