«¡Con
Rivera NO!¡Con Rivera NO!» decían los votantes socialistas allá por el 28 de
abril de este mismo año cuando el PSOE obtuvo 123 diputados y Ciudadanos
consiguió alcanzar la asombrosa cifra de 57 diputados duplicando así los
resultados que obtuvieron en las anteriores elecciones donde consiguieron 25. A
esa repetida frase de «¡Con Rivera NO!» los mandatarios de ciudadanos les
contestaron con otro rotundo NO. No estaba en los planes de Albert Rivera, ni
tampoco de la directiva del partido, pactar con el PSOE mientras este buscase
el pacto con algunos partidos políticos poco beneficiosos para la unidad de
España, me refiero a Bildu, ERC...
Pues
bien, varios meses después, en septiembre, Albert Rivera comenzó a dar su brazo
a torcer y hubiera permitido un gobierno socialista si el PSOE hubiera cumplido
tres puntos, muy resumidos:
- Activar el 155 si en Cataluña no se aceptaba la futura sentencia judicial del procés o si ocurriera alguna ilegalidad por parte de la Generalitat.
- Bajar los impuestos.
- Anular el pacto de gobierno en Navarra.
Evidentemente
el PSOE le volvió a contestar que NO ya que estaba claro que querían, buscaban
y ansiaban la repetición de elecciones; los sondeos le daban otra victoria aún
mayor, la culpa de que no hubiera gobierno, según ellos, la tenían todos los
demás (Unidas Podemos, PP y Ciudadanos) y el PSOE seguiría en el gobierno, en
funciones, pero presidiéndolo. ¿Qué le podría salir mal al PSOE? Nada.
Ciudadanos,
por el contrario, con esa estrategia del NO que emprendió allá por abril le
podía salir todo mal, y así ha ocurrido. De ser un partido en auge, de ser una
esperanza política, de ser la aclamada «regeneración política» a ser un
proyecto prácticamente acabado. ¿Cómo es posible que la bandera de Ciudadanos, que
era el centro derecha, que era hacer política con cualquiera dentro de la
Constitución, que era buscar el bien de España, haya pasado a ser la bandera
del NO? Esa es la pregunta que muchos votantes de dicho partido nos hicimos en abril,
en mayo, en junio, en julio y en agosto para que por fin nos sorprendiera que
su NO cambiaría a un «podría ser» en septiembre y ahora, en octubre, a un
«hagámoslo si no hay pacto en la derecha» ¿Qué tipo de broma es esta? ¿Qué ha
cambiado en el panorama político desde hace un mes para, ahora sí, pactar con
el PSOE? Lo único que se ha demostrado es la pura incapacidad e ineptitud de
los políticos de todos los partidos políticos para formar gobierno. Ninguno de
los actuales candidatos a la presidencia debería presentarse a las próximas
elecciones de noviembre ya que no han sabido hacer su trabajo: hacer política.
Y
nos preguntaremos ¿Qué es hacer política? Hacer política es dialogar, discutir,
debatir, pactar, llegar a acuerdos, ¡gobernar!... Y Albert Rivera no ha hecho
ninguna de las anteriores características que he citado, salvo discutir, que
eso si que lo hacen todos los partidos, porque tristemente en este país parece
que la política es un circo en el cual el que más la monte y más la lie más
crédito político consigue.
NO,
NO y NO esa ha sido la política de Albert Rivera durante los últimos 5 meses
hasta ahora, que debido a los últimos sondeos en los que se muestra la caída en
picado del partido les ha entrado el pánico y, buscando su propia salvación,
reculan y retiran el NO al PSOE, el NO a Pedro Sánchez. Recular, buscando el
bien del país, el bien general está más que bien, es más, eso es hacer política.
Recular buscando la salvación propia es buscar el interés personal y eso, eso
no es política, o al menos no la que yo quiero para mi país. Si Ciudadanos no
se da cuenta de su grave error, si no reconocen dicho error y si no retoman su
rumbo original, mucho me temo que el bipartidismo acabará imponiéndose de nuevo
en este país.
Alejandro Burgueño Rueda.